jueves, 3 de diciembre de 2009

Valeria



Valeria madruga todos los días, trabaja en las afueras en una residencia de ancianos, de esos ancianos que el tiempo les fue arrebatando todo y hoy están solos, muchos juntos, pero solos...no hay días de descanso, trabaja mucho para mandar dinero a su casa, su mamá hace tiempo que enfermó ya no puede trabajar y Dario debe seguir estudiando...Valeria vino a este país hace tres años y se instaló en la capital, al principio con una prima hermana, pero esta marchó a la costa a trabajar y Valeria se quedó sola. Para ella sus viejitos son su familia y el asilo casi su hogar. Tiene un amor, un gran amor, si no fuera por Él, su vida estaría vacía...Él mueve su pequeño mundo, no hay día en que no se vean... Valeria no puede vivir sin Él.

Nerviosa se cepilla su largo cabello negro y con esmero se teje una trenza de esas interminables...recoge los cacharros del desayuno, coloca la ropa en el armario, hace con delicadeza su cama, pone de comer a 'suorgullo' que ronronea dando vueltas al platillo, mira a su santa, se santigua y se va.

Camina rápido por la calle vacía, el pulso se le acelera, los nervios en el estómago, a medida que se acerca al lugar de encuentro se le va erizando el vello, un golpe de viento helado le suelta un mechón de su trenza, ella se mira en un escaparate, se arregla el mechón, se sube el cuello del abrigo, hace frío, se ajusta el cinturón del abrigo.

YA ha llegado; sólo falta esperar, espera impaciente mirando el reloj... y la curva, el reloj... y la curva, el reloj... y la....
Ahí está!!!
Los ojos se le iluminan, la sonrisa se instala en su cara, el corazón.....uffff.... Él llega...

Buen día.
Buenos dias.

Valeria se sienta como cada día en el asiento más próximo al conductor, el bolso en su regazo, las piernas bien juntitas, la espalda recta y la barbilla alta.
Le ve por el espejo que hay delante de Él, sus ojos, su boca...se embelesa con lo que ve y el trayecto se le hace corto contemplando...contemplándole.
'Ding' parada solicitada, es la suya.

Hasta mañana...como cada día, no recibe respuesta...
Valeria, suspira, se pone una mano en el pecho para aquietar al corazón que, desbocado, parece que vaya a salírsele por la boca, sonríe y piensa...mañana te volveré a ver amor mío.

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