domingo, 20 de diciembre de 2009

mi primer polvo..................................(ron)


Me lo venía temiendo desde hacía semanas.....y finalmente me decidí.....hoy cae el primer polvo.

Esta mañana al levantarme el invierno me ha golpeado con fuerza; había pasado frío por la noche en la cama, a consecuencia de aborrecer prendas como el pijama, aunque bien pensado a falta de calor humano no estaría de más ajenciarme una prenda de 'esas'. Por eso me ha costado mucho entrar en calor el resto del día, pese a ducharme con agua calentita, los pies no han reaccionado y se han mantenido (y se mantienen) fríos cual carámbanos de hielo.

Prosigamos con el tema del polvo....el termómetro marcaba 2º en el exterior del coche y todo el campo amanecía escarchado otorgando al paisaje un aspecto de lo más navideño....."Menxu aguanta, resístete...." pensaba en silencio.
Tenía que hacer la compra semanal y mira que en eso soy muy metódica y no me suelo salir de la nota que llevo hecha......habrán sido los villancicos que sonaban incesantes por el altavoz del supermercado o los multiples pasillos repletos de material navideño listo para ser consumido; pero finalmente he sucumbido al aroma de la canela.....es que la canela me puede y alli me encontraba yo, en la línea de cajas con mi carro repleto de artículos de primera necesidad y .................. una bolsa de polvorones.....de la Estepa, de los de toda la vida......el aroma lo envolvía todo, se salía del envoltorio y llegaba a mi nariz en forma de un "cómeme, cómeme...."

Ya en casa y con los pies igualmente fríos que a primera hora de la mañana (bueno están asi hace ya un par de días) me he dispuesto a colocar la compra en los armarios.......y me he dejado los polvorones para el final (no vaya a ser que me tienten).........otra vez el olor intenso de la canela.....y estas palabras acechando en mi cerebro......"el primer polvo......el primer polvo......."

He cocinado, comido, retirado la mesa; he fregado los cacharros y cuando me iba a sentar...........de nuevo la idea peregrina......"el primer polvo".......y ........... no me he podido resistir.

He abierto la bolsa, colocado los povorones en una bandeja que tengo para ellos solitos......y que sólo saco en Navidad.
Me he sentando a una distancia prudencial, mirándolos de reojo........una vez más....... la canela lo ha envuelto todo con ese aroma especial y único.
Al carajo todo y voy directa a por mi primer polvo...............(ron)
Ha sido delicioso.......me encanta comer polvorones.......los abro con cuidado para que no pierdan su forma (nada de estujarlos o cosas raras de esas que hace la gente)........y ahi mismo en su papel aspiro con fuerza todo su aroma dulzón.........voy cogiendo trocitos pequeños, me los meto en la boca y con mi lengua los comprimo contra mi paladar, no los mastico; los degluto (así me dijeron que se dice).......aaaaaaah, la sensación es máxima.......su sabor dulce inunda toda mi boca......me encanta.
Nunca doy bocados grandes para no atragantarme.......no vaya a ser que se me atragante el primer polvo.................(ron).
Me produce mil y una sensaciones que ya no se repetiran hasta el año próximo cuando una vez más decida volver a inciar el rito.
El resto de polvorones tienen el mismo sabor...........si, pero no se saborean igual.....el primero, siempre es el primero.

martes, 15 de diciembre de 2009

un cuento...


Una tarde un montañero regresaba de un escalada al pico Surgido, bajaba por las temibles laderas de la cordillera Vital...bien es sabido por todos los amantes del monte que si duro es un ascenso, un descenso puede serlo todavía más.
Llegando exhausto al lago Remanso, advirtió a lo lejos la silueta de una mujer recortada entre las últimas luces del atardecer....visto y no visto, tal que la vio la dejó de ver.

Extrañado el montañero y con su vivaz curiosidad se dio un rodeo por el lado del lago en el que vio a la mujer....y ¡sorpresa! la encontró tumbada en la hierba, desfallecida y desmadejada. Vaya _pensó el montañero_ que mujer tan extraña, mira cómo va vestida, y su cabello todo lleno de flores....deben ser tradiciones populares.
Intentó reanimarla con algo de agua del lago, le acercó un dulce a los labios, pero no hubo respuesta, mantenía los ojos abiertos pero parecía dormida. La noche iba avanzando y con ella el frío en aquel lugar recóndito del País Confusión.

El montañero se paró a pensar, cargar con la mujer iba a ser un duro trabajo hasta el pueblo y dejarla ahí, así desfallecida, no podía.
De pronto y de su más íntimo recuerdo una voz femenina le susurró 'fierabrás.....fierabrás....'
¡Claro! pensó el montañero, el bálsamo, buscaré los ingredientes y lo prepararé para ella.

Toda la noche le llevó al montañero conseguir todos los ingredientes para la elaboración correcta del bálsamo. Cuando regresó al lago, la mujer seguía tendida en la orilla, mientras él preparaba el bálsamo no le quitaba la vista de encima por si ocurría algún cambio en ella, pero nada....hacia la madrugada ya tenía lista la pócima mágica que todos los males cura.
Bien sabía el montañero, por que así se lo había explicado claramente su abuela, que el bálsamo de fierabrás era una receta secreta revelada sólo a los elegidos; en cada lugar del mundo su elaboración era distinta pues dependía de los ingredientes del lugar en cuestión pero siempre daba como resultado la total sanación de aquel que la tomara; mucho cuidado había que tener pues no podía errar en lo más mínimo en su elaboración, un solo fallo, el más insignificante y el bálsamo podía convertirse en el veneno más letal...

Cuando el sol comenzó a brillar por el horizonte, tomó a la mujer entre sus brazos con delicadeza y con sumo cuidado le dio a beber el bálsamo, pensando en silencio: "cierra los ojos....con cuidado, bebe despacio".

Pasaron las horas y no se produjo ningún cambio en la mujer solamente sus ojos se habían cerrado... de esa manera parecía que se había despedido de la vida.

Tarde, he llegado demasiado tarde _se dijo el montañero con lágrimas en los ojos_
O lo que es peor, me he equivocado de ingredientes. Necio, soy un necio por pensar que sabía hacerlo, que podía hacerlo...

Recogió sus bártulos y su pena y se dirigió al pueblo a comunicar a las autoridades la fatal noticia de la mujer fallecida en el lago.
Así, con la tristeza metida en su mochila, volvió a su casa, a su trabajo, a su vida.

Pasado el tiempo, el montañero que no había regresado a la cordillera Vital desde aquel negro día, preparó un ascenso por otra de las laderas de difícil acceso, la ladera de la Verdad.
Con todos los preparativos olvidó lo más importante: la ilusión por subir.
Comenzó el ascenso desmotivado, triste y cabizbajo....tanto así, que al llegar al Alto de la Libertad, no pudo seguir, resbaló y cayó rodando por toda la ladera hasta llegar al lago Remanso donde se topó con un pedrusco que le golpeó la cara y le dejó aturdido y somnoliento.
En uno de los sueños, el montañero vio acercarse a una mujer con flores en el pelo que no caminaba, flotaba por el aire, ligera, etérea....

Cuando despertó de su inconsciencia, ella todavía permanecía sentada a su lado, mirándole con esos ojos de noche infinita y sonriéndole como jamás nadie antes le había sonreído....más que con los labios con su rostro entero.
El montañero la miró extrañado, como si estuviera viendo visiones pero entonces la mujer dijo:

"Cierra los ojos"
Yo confiada los cerré.
"Ahora, bebe"
Y bebí.....podrías haberme matado.....pero sané.

Con aquellas breves palabras, el montañero lo comprendió todo....era ella.

Cuentan las leyendas que aquella mujer fue un hada del lago que salió del agua para ver el mundo sin saber que no podría volver a entrar y que moriría en el exterior.
Dicen que el bálsamo de fierabrás que especialmente para ella creo el montañero le salvó la vida.
Cuentan que caminaron juntos por muchos años. Que ella nunca perdió su sonrisa y él jamás su ilusión...

miércoles, 9 de diciembre de 2009

María


Mi bisabuela María se crío en Sevilla, en el cortijo con sus tías ricas.
Su padre era buhonero de aquellos de carreta atestada de bártulos y andaba con su familia por los caminos de aquella España, no me pregunten por qué se dedicaba a esos menesteres cuando sus hermanas solteras tenían una posición muy acomodada, esos datos se obviaban en los relatos de sobremesa.
Así que estoy como ustedes sin ninguna idea concreta, pero con varias suposiciones...

Volvamos a María, arrancada de su seno familiar cuando apenas rozaría los diez años, suficientes por el contrario, para forjarle un carácter libre y soñador.
Le gustaba su vida en la carreta con sus padres y hermanos, le gustaba ver las estrellas antes de dormir, lavarse ... o no, en fin, vivir en libertad.
María en el cortijo se asfixiaba, le molestaban las tenacillas al hacerle los tirabuzones, le picaba el cuello de organdí del vestido nuevo, le sobraban los volantes del vestido, le estiraban las coletas y los lazos...María iba a un colegio de señoritas, de los que enseñaban, a bordar, cómo colocar una mesa, cómo caminar con porte elegante, como hablar con el abanico, como bajar la vista ante un hombre....María penaba por ese mundo sibarita...fueron pasando los años tediosos, monótonos, asistía a bailes de sociedad y conciertos de música clásica; sentada en su butaca del palco, medio a oscuras la música comenzaba, María se escurría en su butaca, se escurría y se escurría hasta que quedaba sentada en el suelo, con la cabeza sobre el asiento, durmiendo a pierna suelta....se aburría.

"Niña, quita esa música 'ratonera' que no la soporto y ponme un ratito a la Piquer" _decía años después_

María se escapaba todas las noches a hurtadillas, a las cuadras para oler a estiércol y a ese olor a animal, respiraba la noche, olisqueaba la hierba fresca, era de las cosas que más le gustaban en el mundo y no esos perfumes traídos 'vete tu a saber de dónde' en los que le obligaban a bañarse sus tías.
Se tumbaba en el suelo en alguna cuadra y miraba las estrellas desde el ventanuco...soñaba, soñaba...... y soñaba.

Vicente, la veía venir a las cuadras todas las noches y la espiaba; María se soltaba el pelo, se aflojaba la camisa de dormir y olía a los animales como si estuviera loca de atar.... 'Esta chiquilla' pensaba él.
Una noche la encontró, como tantas otras, pero esta vez se atrevió a hablarle:
"Señorita, refresca y no debería estar aqui"
"Ay, Vicente, lléveme de paseo con Zafiro, bien sabe usted que las tías no me dejan montar, y quiero ver el río"
Vicente, que hubiera bebido los vientos por Maria, si hiciera falta, consintió.
Ensilló a Zafiro, la ayudó a subir y a colocarse 'como Dios manda' a la grupa del caballo, no a horcajadas como ella prefería, de un salto se colocó él y partieron.

Fue el viento, el río, la noche o Zafiro, pero sellaron aquella noche de junio con un amor para toda su vida.

María acostada en su blanco lecho sabía lo que pasaba lo llevaba sabiendo tres meses, 'aquello' ya se movía.
Nos amamos, les dijo a sus tías...un fardo de ropa de trabajo, comida para una semana, unas monedas y a Zafiro...por supuesto.
La desheredación y el destierro...por descontado.

Iniciaron el camino, largo y seco hasta Extremadura, tierra como su nombre indica, extrema y dura, tierra de conquistadores y hombre bravos; no era así el pobre Vicente, que enfermó en el camino, dos semanas después de dejar el cortijo y murió en la tercera.

Maria llegó a Trujillo en su sexto mes de embarazo, extenuada y sola.
La madre de Vicente no la recibió, no había para alimentar dos bocas más. Le cerró la contrapuerta, antes si cabe, de decirle que Vicente, su hijo, había muerto pero que ella llevaba en su vientre a su futuro nieto.
María marchaba del pueblo cuando se cruzó con un pastor que la miró bien mirada de arriba a abajo, ella le sostuvo la mirada por que no era lasciva ni obscena, sino dulce y amorosa, como fuera una vez la de Vicente.
Así conoció a Isidoro.

Isidoro y María se casaron y bautizaron a Vicentito, el mismo día, Isidoro era primo hermano de Vicente, cosas de la vida...pastor y un buen hombre...

No vengo a decirles que María amara a Isidoro como antes había sucedido con Vicente, pero estuvieron juntos toda la vida, quizás el amor tome formas distintas con las distintas personas y nunca se presenta igual...pero mi bisabuela María me decía, niña tú ama, aunque no esté permitido, pero tú ama; este, y entonces se daba golpes en el pecho, cerca del corazón, que se mueva...
desde la cocina se oía la voz de mi abuela que decía 'madre, no le diga esas cosas a la niña que me la va a volver pajarera'...
pajarera o no....mi bisabuela me enseñó, la clase de amor que mueve el mundo, en ella lo vi...
De mi bisabuela María dicen que tengo los ojos, el arrebato andaluz, la fuerza y la rebeldía....yo no lo sé.
...Más Marías por favor....

jueves, 3 de diciembre de 2009

Valeria



Valeria madruga todos los días, trabaja en las afueras en una residencia de ancianos, de esos ancianos que el tiempo les fue arrebatando todo y hoy están solos, muchos juntos, pero solos...no hay días de descanso, trabaja mucho para mandar dinero a su casa, su mamá hace tiempo que enfermó ya no puede trabajar y Dario debe seguir estudiando...Valeria vino a este país hace tres años y se instaló en la capital, al principio con una prima hermana, pero esta marchó a la costa a trabajar y Valeria se quedó sola. Para ella sus viejitos son su familia y el asilo casi su hogar. Tiene un amor, un gran amor, si no fuera por Él, su vida estaría vacía...Él mueve su pequeño mundo, no hay día en que no se vean... Valeria no puede vivir sin Él.

Nerviosa se cepilla su largo cabello negro y con esmero se teje una trenza de esas interminables...recoge los cacharros del desayuno, coloca la ropa en el armario, hace con delicadeza su cama, pone de comer a 'suorgullo' que ronronea dando vueltas al platillo, mira a su santa, se santigua y se va.

Camina rápido por la calle vacía, el pulso se le acelera, los nervios en el estómago, a medida que se acerca al lugar de encuentro se le va erizando el vello, un golpe de viento helado le suelta un mechón de su trenza, ella se mira en un escaparate, se arregla el mechón, se sube el cuello del abrigo, hace frío, se ajusta el cinturón del abrigo.

YA ha llegado; sólo falta esperar, espera impaciente mirando el reloj... y la curva, el reloj... y la curva, el reloj... y la....
Ahí está!!!
Los ojos se le iluminan, la sonrisa se instala en su cara, el corazón.....uffff.... Él llega...

Buen día.
Buenos dias.

Valeria se sienta como cada día en el asiento más próximo al conductor, el bolso en su regazo, las piernas bien juntitas, la espalda recta y la barbilla alta.
Le ve por el espejo que hay delante de Él, sus ojos, su boca...se embelesa con lo que ve y el trayecto se le hace corto contemplando...contemplándole.
'Ding' parada solicitada, es la suya.

Hasta mañana...como cada día, no recibe respuesta...
Valeria, suspira, se pone una mano en el pecho para aquietar al corazón que, desbocado, parece que vaya a salírsele por la boca, sonríe y piensa...mañana te volveré a ver amor mío.